sábado, 4 de mayo de 2013

La modernidad en la vida monástica

Los monjes jamás se han ligado al pasado por el simple valor de conservar lo recibido, sino que siempre han buscado adaptarse a las circunstancias de su tiempo y aprovechar cuanto de positivo les ha ido ofreciendo cada avance de la humanidad. No siempre se ha hecho esto con acierto; y, de hecho, todo cuanto estaba impregnado de modas de la época, o cuanto era incompatible con un recto sentido de los cristiano, terminó cayendo en el olvido. Lo mismo sucede en nuestros días. Hay monasterios que, por el prurito de parecer modernos, o de pretender alejarse de ser considerados conservadores, mezclan el genuino mensaje cristiano con extrañas ideas de moda como los chacras, la meditación zen, el budismo, la danza... resultando de todo ello un producto de tan baja calidad como escaso contenido cristiano.

Hay otros monasterios, sin embargo, que van consiguiendo una acertada simbiosis entre tradición y modernidad. Un ejemplo llamativo, procedente del ámbito lingüístico alemán, es el Monasterio cisterciense de la Santa Cruz, cerca de Viena. Han acertado a utilizar los medios para dar a conocer su acendrado amor a la tradición cristiana, consiguiendo además elevados grados de expresión artística, capaz de sugerir algo profundo referido al misterio cristiano. Su éxito vocacional, por otra parte, es incontestable. Hoy son más de ochenta monjes, en un país profundamente secularizado y con un clero al borde de la rebeldía contra la Iglesia.

Vamos a ofrecer, a continuación, un video de su producción que, simplemente, comenta visualmente el salmo 121, haciendo de los minutos que dura un momento de oración. El texto se escucha, en segundo plano, en el original latín que rezan ellos en la liturgia; por encima, se escucha una perfecta declamación del mismo en alemán: Mi auxilio viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. No permitirá que tu pie resbale; no se adormecerá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel. El Señor es tu guardador; el Señor es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te herirá de día, ni la luna de noche. El Señor te protegerá de todo mal; Él guardará tu alma. El Señor guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre.


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