martes, 2 de diciembre de 2014

Apotegmas de un monje a sí mismo


55.- Egredietur virga de radice Iesse. Monje, el tronco de David se había vuelto reseco, duro y estéril, a causa de la dureza de su corazón. Pero el Espíritu Santo supo encontrar a la Virgen, que aceptó su Palabra, y floreció de modo admirable la salvación de los hombres. Que no cese tu corazón en la alabanza del Señor, que busca la salvación de su creación, y que María, la Virgen en la que floreció el Verbo encarnado, sea para ti refugio en tu incredulidad y auxilio en el peligro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario