martes, 2 de junio de 2015

Speculum Caritatis. Me abrazaré a ti, a ti crucificado.

16.- Mientras esto llega, te suplico, oh Señor Jesús, que se cubra de plumas, sí, se cubra de plumas mi alma en el nido de tu Ley y repose en los agujeros de la peña, anidando en las piedras del roquedal, en las concavidades de la muralla. Me abrazaré a ti, a ti crucificado; beberé de tu dulcísima sangre; ocuparé mi memoria con tu. suavísima meditación, a fin de que el olvido no la oscurezca enteramente y no sepa de otra cosa más que de Cristo, y éste crucificado, para que el vano error no desvíe mi conocimiento de la solidez de la fe, y ésta reclame para sí tu maravilloso amor, no siendo así absorbido mi corazón por la mundana concupiscencia.

Pero, ¿sólo para mí debo desear esto? Que se cumpla, Señor, te lo suplico, que se cumpla aquel dicho profético: Se acordarán y se convertirán al Señor todos los confines de la tierra. Se acordarán, dijo; por consiguiente, interpretó que estaba escondida, mas no totalmente olvidada en el alma racional la memoria de Dios; y así advertirás que no fue una nueva grabación, sino simple reparación de aquella antigua. Pues, de no tener naturalmente de algún modo la razón humana una cierta reminiscencia de Dios, creo que el necio no sería capaz de poder exclamar en su corazón: No hay Dios.

Elredo de Rieval
El Espejo de la Caridad

No hay comentarios:

Publicar un comentario